Buscar este blog

martes, 7 de enero de 2014

Tres dias en cama


La ultima gripe del año, la de diciembre, estuvo bien. Apenas tuve calentura, el cuerpo algo cortado, los estornudos clásicos. Todo manejable, digamos. Me dieron descanso médico por un día; un día que, conectado al fin de semana, me cayó como le cae un feriado-puente a los empleados del sector público. Pude leer, ver películas de Tarantino, actualizar este blog, relajarme y olvidar el mundo de noticias, ruido y bullicio en que normalmente me desenvuelvo. Hasta deseé por dentro enfermarme otra vez para poder abandonarme a esos placeres solitarios tan gratificantes, que son la razón de que viva así: sin compañía, acostumbrado a ser el dictador maniático que gobierna mi tiempo, mis apetitos, mis miserias, sin molestar a nadie, sin que nadie me moleste.  

Esta vez ha sido muy distinto. Los Dioses de la Fiebre hicieron eco de mis absurdas plegarias y quizá para burlarse de mí, como diciendo ah tú eres el pequeño mortal que pide enfermarse allá abajo, me mandaron una plaga que me ha tenido (que aún me tiene) atado a la cama: una gripe atroz que me obligó a ir a Emergencias para descartar que se tratara de algún tipo de Influenza severa, de esas que tienen a la ciudad casi en cuarentena. Y, claro, no tengo gripe aviar pero sí un virus similar, una bacteria extraña que se está jaraneando en mi organismo como una pulga en la pelambre de un perro lanudo.

Van tres días de postración. Tres días de transpiración continua, estornudos aparatosos, toses flemáticas, temblores vespertinos. Tres días viendo la barra del termómetro en 39 grados, y sintiendo los escalofríos más espantosos que mi cuerpo recuerde. Tres días tomando solo líquidos calientes e ingiriendo un menú digno de cuidados intensivos. Tres días rodeado de medicinas: Claritromicina de 500, Prednisona de 50, Paracetamol de 100, Alercet de 100 y un jarabe naranja, Respibron, que es como Fanta caliente.

Esta vez he podido leer muy poco y, como las luces me marean, la computadora no ha sido una buena compañera. Mi único pasatiempo ha sido pensar. Pensar, por ejemplo, en las personas que han estado pendientes de mí, que me han procurado atención, engreimiento y calma. Las que más me han telefoneado en estos días. Son básicamente tres. Tres mujeres. Mi madre, mi mejor amiga, y la operadora de movistar que me quiere vender un paquete de datos, y mi madre me ha cuidado tanto que por un momento —en un ataque de paranoia, ego e hipocondría— llegué a pensar que ella sabía algo que yo ignoraba, acaso que padezco de una neumonía terminal, o una Gripe Porcina irreversible, o que tengo un bicho africano metido en las vías respiratorias que no me puede ser extirpado, no sé, un cuadro lo suficientemente trágico que explicase la dedicación con que ellas dos se han preocupado por mí.  

Cuando alguien te brinda esas lecciones de generosidad y entrega, dándote más de lo que tú darías estando en su lugar, te invade una mezcla de admiración y vergüenza. En este caso, admiración por ellas, vergüenza por mí. Ojalá tuviera un quinto de toda esa paciencia, de todo ese cariño, ese apego, esa voluntad, ese amor desinteresado.  

Pero no lo tengo. Soy solamente un ser egoísta que se jacta de su independencia, de su soberanía, de vivir solo, pero que en el fondo necesita afecto, y que teme que ese afecto sea una atadura para sus planes libertarios, una limitación para viajar, conocer mundos, y tener experiencias vitales que sean material para futuras historias. Acaso esa sea mi grave y más correosa enfermedad: el miedo a elegir mal. 

El maldito miedo a tomar un camino, el camino del afecto, que, viéndose tranquilo, seguro y armónico, quizá no sea el que me corresponde transitar

sábado, 30 de marzo de 2013

UNA CITA DE PELÍCULA



Ayer fue mi cita con M y me sentí un tonto. Fuimos al cine a ver esa mala y sobrestimada película que es ‘OZ: EL PODEROSO’, en lugar de ver la intensa y dramática ‘Jack el cazagigantes’ (donde, además, trabaja el estupendo y versátil Nicholas Hoult de la serie Skins).

Digo que me sentí un tonto porque fui yo quien propuso hasta el cansancio ‘OZ: EL PODEROSO’, creyendo que se trataba de un buen trhiller de suspenso, y guiado por las insistentes sugerencias de un par de amigos de la universidad (hoy por la mañana, cuando me enteré de que para ellos ‘Alien vs. Depredador’ merece un Óscar al mejor guión, entendí lo tarado que fui en hacerles caso). 

No hay nada peor que ver una película floja en tu primera cita con una chica. La tienes ahí al costado, a menos de diez centímetros y, en vez de que la cinta propicie una atmósfera bajo la cual se justifique un abrazo furtivo, lo único que quieres es que la película acabe lo antes posible para largarse de ahí y reivindicarte ante ella invitándole un buen trago o una comida.

Para que se entienda el sentido de este relato tendría que contar que a M la conocí hace varios años por amigos en común, pero recién hace un par de fines de semana nos cruzamos en un diplomado sobre Derecho penal y nos quedamos conversando durante horas. 

Ella siempre me había parecido atractiva, alegre y muy buena onda, y esa noche, mientras actualizábamos nuestras vidas en medio del delirante diplomado de aquel dia, no hice más que confirmar cada una de esas antiguas impresiones.

Fue aprovechando ese bonito reencuentro que el fin de semana pasado me armé de valor y la invité a salir. Confieso que me daba algo de vergüenza y miedo que me dijera que no podía, chantándome una excusa inverosímil del tipo "sorry, Fernando, pero es que justo es cumpleaños de mi madrina, que vive en Tangamandapio y ha venido a Tacna por unos días".

Así que, para blindar mi orgullo y evitar una frenada en seco, recurrí a ese método tecnológico que nos ha solucionado la vida a los hombres tímidos: el mensaje de texto por celular. No hay pierde con esa modalidad, porque te haces invisible. Si una chica rechaza una invitación tuya, por lo menos no estarás allí presente, cara a cara, para disimular tu frustración con risitas y muecas nerviosas. Si ella te responde negativamente por celular, pues le envías un mensaje que diga algo como "ok, flaca, fácil la próxima semana, hablamos, un beso", y listo: quedas recontra cool, como si no te importara el desaire, y te ahorras la exposición de tu cara de "PUTA, QUÉ PIÑA QUE SOY".

Le envié el mensaje a M, diciéndole directamente para ir al cine antes de ayer jueves, pero ella –hasta ahora no sé si por bacanería, por precaución, o porque efectivamente tenía el celular apagado– no me contestó hasta el día siguiente, dejando que pase una larga noche en suspenso, despertándome cada cinco minutos, sudando, analizando en silencio las mil pastrulas posibilidades que uno se plantea en esas circunstancias.
Primero pensé: Quizá no sabe cómo decirme que NO y la muy pendeivis me va a salir con que no le llegó el mensaje

Luego descarté ese pensamiento suspicaz y reflexioné: No, tal vez la pobre no tiene saldo…pero bien podría pedirle el celular a una amiga y contestarme.. aunque sea por educación ¿no?.
Más tarde, ya de madrugada, me convencí del escenario más fatídico: Seguramente está saliendo con alguien más, pero qué raro, me lo hubiera dicho. Al final, desvelado, con ojeras y harto de especular, me dormí maldiciendo: Ya fue, también si quiere. No voy a insistir. Total, de mejores casas me han botado.
La crueldad duró hasta las 11 de la mañana del día siguiente, hora en que mi celular vibró, anunciando que la respuesta de M acababa de aterrizar en mi buzón de mensajes:
Ya, mostro, vamos hoy, me llamas para quedar?, chau
Lo terminé de leer y sonreí. "Sabía que responderías", musité victorioso.

Como los hombres necesitamos fortalecer todo el tiempo nuestro ego masculino llamé de inmediato a mi amigo Sucso para contarle con entusiasmo las novedades. Contra mis pronósticos amicales, el desalmado me pinchó el globo de la ilusión: "¿Vas a salir por primera vez con ella y la vas a llevar al cine? ¿O sea, van a pasar dos horas sin conversar? Uno va al cine a la tercera o cuarta salida; llévala a comer, no seas bestia".
Pero ya era tarde para cambiar de idea, así que tuve que desoír las buenas recomendaciones de Sucso y continuar con los planes cinéfilos.

Cuando llegué a la casa de M para recogerla hubo un detalle, quizá estúpido, que yo tomé como un buen augurio. Salimos de su casa juntos, y yo como todo caballero le abro la puerta del carro y ella luego me toma de la mano para poder ingresar yo dentro del taxi, al girarme en ella solo atino a sonreír. Sé que puede ser una minucia cordial, un tic, una bobada, pero para mí esas reacciones imperceptibles son infalibles indicadores de un interés soterrado.

La segunda actitud que me gustó se produjo delante de la impersonal boletería de Cineplanet de Plaza Vea. Una vez ubicados allí, M hizo el amago de querer pagar su entrada. Yo, como corresponde a un caballero, la atajé, advirtiéndole que yo la estaba invitando. Ella cerró la billetera y muy segura de sí misma me avisó: "está bien, pero yo pongo la canchita".
No sé si la mayoría de hombres piense igual, pero es fabuloso cuando una chica, primero, hace la finta de querer pagar (no importa que no pague, lo importante es que haga la finta) y, segundo, busca alguna salida compensatoria. ¡Eso se llama solidaridad de género! (Sin embargo, cuando se lo conté a mi amigo Sucso, él me volvió a pinchar el globo: "oe, huevón, ¿no te das cuenta? No es que ella quiera ‘compartir’ los gastos contigo, lo que quiere es dejarte en claro que es una mujer independiente. A lo mejor para ella no fue una cita, sino una salida de amigos").

Mientras caminábamos rumbo a la sala 2, pasamos por la confitería y M me preguntó qué quería comer. Yo comenté que no tenía mucha hambre y, astutamente, sugerí que compartiésemos un mismo pote de canchita. Detrás de ese inocente pedido, por supuesto, se escondía un tierno deseo adolescente: el deseo de que, una vez que estuviésemos a oscuras viendo la película, nuestras manos se cruzaran dentro del pote en su afán de recoger un puñado de pop corn, y pudiesen rozarse y eventualmente quedarse entrelazadas hasta el final de la función. Algo así de casual como el beso de la Dama y el Vagabundo.

Nada de eso ocurrió porque, ni bien arrancaron en la pantalla los avances de los próximos estrenos, en un descuido que yo lamenté más que ella, M perdió el control del envase y el 70% de la canchita se desparramó por el suelo. Sonrojada y culposa, la linda M se levantó de inmediato y se fue a comprar dos potes individuales, sin consultármelo. Cuando volvió, aún ruborizada, me dijo "así ya no te voy a tirar la canchita", mientras yo, hecho un mongo de las pelotas, me desconcertaba en silencio: "ahora cómo michigan hago para agarrarle la mano".

La película, como dije, resultó un fiasco total. No hubo una sola ocasión como para aprovechar el pánico y acurrucar a M, cogerle la pierna, rodearla con mi brazo o robarle un beso asustadizo. Nada.
El único momento en que pude hacer derroche de mi carácter y mi valentía fue cuando la conchuda vecinita de la butaca derecha comenzó a hablar por celular de lo más pancha, como si estuviera reposando en la sala de estar de su casa un domingo por la tarde.

–“Hola, Jony, estoy en el cine, tú dónde andas”, dijo la fulanita, con un sútil dejo loretano, en medio del cine, interrumpiendo con descaro la obligada quietud de la sala.
Automáticamente le piqué el hombro y le pedí que guardara silencio. Lo hice con algunos ademanes excesivos, como para que M se percatara de lo bien que podía manejar la situación.
La fulanita me miró y ajustó los dedos índice y pulgar, como diciendo "un ratito que ya termino". Pero la fresca no terminaba.
–“Ya pues, Jony, mañana pásate por la casa del Eduardo y ahí te cuento lo que le pasó a la Miryam”
Por la insolencia del hecho, pero también para apantallar a M, levanté la voz y le espeté: “cuelga, pues, no seas conchuda, que esta no es tu chingana”.

La mujercita me miró con indignación y, de pronto, asomó por encima de ella la voluminosa cabeza de su otro vecino de butaca (y a todas luces su pareja): un hombre mazacotudo de unos cuarenta y cinco años, de bigote ancho, y con cara de haber pasado más de una temporada en el pabellón de reos primarios de la cárcel de pocollay.
–“Oe, flaco, mira la película nomás y no te hagas el bravo”, me contuvo el malandro, con un exitoso tono amenazante.
Al ver su complexión de maestro de obras y su rostro de sicario, me acobardé y solo atiné a decirle a M en voz lo suficientemente alta: "la próxima, nos vamos un poco más atrás".
Increíblemente, en lugar de secundarme y seguirme la cuerda, M me reprendió, dejándome como un idiota frente a mis circunstanciales adversarios. "Ya no reniegues, pareces un viejito maniático".
[Díganme si no es irónico: tú tratas de lucirte delante de la chica que te gusta y al final terminas haciendo un papelón, y, para colmo, ella te tilda de anciano esclerótico].
A pesar de todas esas contrariedades, ir al cine fue una buena opción. El cine siempre es un terreno ideal para medir cuánto congenias con la chica que te acompañe. A mí, por ejemplo, me gusta sentarme adelante, entre la cuarta y sexta filas, y ayer la buena de M no puso mayores objeciones al respecto.

Y aunque no converses durante las dos horas con la otra persona (como bien me recriminaba mi amigo Sucso), igual puedes conocer silenciosos detalles de su personalidad, como sus gustos cinéfilos al momento de los trailers (por ejemplo, si te dice para ir a ver la próxima película de Disney, estás jodido).
También puedes medir su sentido del respeto y de la prudencia (si apaga el teléfono o no, si te habla e interrumpe mientras proyectan la película o no, si bosteza, si se duerme). Y también puedes detectar sus niveles de sensibilidad artística luego de terminado el espectáculo: no es igual que te digan "me gustó la naturalidad de los diálogos, la propuesta narrativa del director y el casting de los actores" a que te digan "me ha dado hambre, ¿me invitas un postre en el Poccatino?".

He quedado con M en volver a salir, y no puedo negar que estoy entusiasmado. Me vale madres si ella lee este post y se enoja, pues no he escrito nada que no le haya dicho antes.
Por lo pronto, quiero decirle para ir a ver “Azu Mare”. O mejor no, mejor que ella elija la película. Eso sí, esta vez si compramos un Pop Corn grande... Quizás ahí sí pueda robarle un beso. 

martes, 29 de enero de 2013

7562 MINUTOS




Jesús no podía creer lo aburrido que se tornaban sus clases estos últimos días, no fue hasta el Sábado en la tarde, que harto de toda esta situación de no saber nada de X, que lo volvió un poco loco, que había pasado, es que tal vez se encontraba de viaje, no creo se decía a el mismo, su mejor amigo le confirmo que la había visto en el cine un fin de semana antes, no creo que en una semana haya cogido ganas de viajar y hacerse humo.

Ya más calmado al salir de sus clases de diplomado (Al cual asistía obligado, porque sabía que si no iba, sus padres le darían una patada en el culo para que empiece a trabajar , como muchas veces se lo había recomendado su amigo Kermit), no tan lejos de ahí en plena AV. Bolognesi, en la intersección de la calle Moquegua, vio a x caminando sonriente junto a este tipito al que con anterioridad había visto en algunas fotos que ella le había mostrado del último seminario al que había asistido, Jesús creyó que no era conveniente intervenir en ese momento era mejor pasar rápido, y gracias a dios un semáforo en verde le salvo su plan de no interrumpir a X, hasta ese entonces la chica de la que tanto había alardeado frente a sus amigos estos últimos dos meses.

Ya en una buena posición en donde x no pueda verlo y con más serenidad, claro con menos ganas de cometer un homicidio, llamo a Jair su amigo de la U, persona hasta ese momento que era el único que sabía en el fondo como es que se había introducido a su vida de Jesús, hasta tal punto de confundirlo, y provocar una inestabilidad que solo una chica antes de ella había podido provocar, con la chica que él consideraba hasta ese entonces la chica perfecta, que tanto lo había confundido en el pasado.

No tardó en llegar a su llamado, se dirigieron a casa de Jesús por unas chelas, los cuales se inyectaban cual fueran unos shots de tequila, sin perder el tiempo, Jesús comenzó a contar la historia y este nuevo episodio, Jair, luego de escucharlo le aconsejo que era mejor alejarse de una puta vez, Es hora de Zafar webon, y no dejes que te cague el ánimo las pendejadas de una flaca", replicaba en pos de ayudar a su amigo, muchas veces también consejero en temas como este o cuando uno de los dos estaba realmente cagadazo por una hembrita. Jesús se decía para si mismo,- y para concha cuando este le pregunto quién era el otro tipo que tanto le llamaba, ella solo respondía - un amigo de la U, no te preocupes es gay- , creo que desde la aparición de este pendejo las cosas se habían tornado más grises.

Jesús siempre decía cabreado a jair, ese weon por donde mierda es cabro, me han dicho que es mas pendejo que los dos, que ya había hecho antes eso, en su colegio (claro, no por cólera, en verdad una amiga muy cercana a él le había confirmado la realidad de este chico que de cabro solo tenía la pinta), además porque no se deja de joder a x, acaso no hay más mujeres en esa universidad.

Hastiado de la situación, y con mas de 5 litros de Chela encima, tomo su celular la llamo, pero se encontraba apagado, las dudas empezaron a invadirlo a Jesús, que hasta ese rato ya había disculpado a X, por tan cagada escena que le había tocado ver.

No tuvo mejor idea que dejarle un mensaje de voz, replicándole todo, y terminando con la dura frase final "eres una inmadura y un pendeja, nunca dejaras de serlo, déjalo ahí y en cuanto a mí me iré a la mierda como tanto la vaticinaste cuando la primera vez no fuiste capaz de contarme que te sucedía".

Ya más liberado de toda la situación, se dio cuenta que por primera vez le decía a una persona que tanto quería que se fuera a la mierda, ya sin ánimos de nada, decidió que era mejor dejarlo ahí.

Webon son mas de 7560 minutos que hablaste con esa chica y Jesús sin comprender vio a Jair tomar su celular viendo el contador de las llamadas que había realizado a su numero, Jesús ya más calmado y tratando de olvidar el asunto de X, solo le quedo reirse, tú crees que sería de caballeros mandarle la factura, -jajajaja- eres un webon-, rieron los dos, hasta que el asunto quedo olvidado, y solo fue un estado más de su cuenta de Facebook.


jueves, 20 de diciembre de 2012

¿Y si mañana se acaba el mundo?


¿Y si mañana se acaba el mundo?



Y si mañana se acaba el mundo, hoy recordare y sonreiré respecto a todo lo que he vivido, caminare sobre mis recuerdos y con el viento en la cara me diré que bien la pase. Y si mañana se acaba el mundo no me meto en un bunker ni cagando, porque si ustedes no están yo tampoco quiero. 

Si mañana se acaba el mundo, debo admitir que la vida que se hace de momentos, momentos de alegría, emoción, tristeza, sonrisas, es muy diversa. Debo decir que si mañana acabara este mundo no lo merecemos pero quizás lo buscamos. Si mañana se acaba el mundo, hoy voy a andar menos apresurado y voy a cantarle cumpleaños feliz a una amiga. Si mañana se acaba el mundo me molesta profundamente no haber tenido el suficiente valor de hacer algunas cosas, que tal vez deje sin resolver. Si mañana se acaba el mundo ojalá me toque el mismo cielo que a ti y que a todos mis amigos. Si mañana se acaba el mundo tengo que decir que los quiero y si no se acaba también. 

Si mañana se acaba el mundo hoy me escapo de mi casa, aprendo a andar en skate, dejo el alcohol, me dejo de quejar, bailo reggaetón, como loco y me fumo un puro. Si mañana se acaba el mundo me acuerdo de la risa de cada uno de mis amigos, imito sus bailes y hablo más de las cosas raras que hace mi Mama. Si mañana se acaba el mundo que me pique una abeja y que no se muera. Si mañana se acaba el mundo me acuerdo de mi infancia con mis padres y mis hermanas, de los paseos por el campo y del naranjo, de mis amigos cuando aún era menos que un puberto, de mi perra Roberta y de mi abuela con su tan mítico bastón.

Si se acaba el mundo me simplifico y me acuerdo del olor a mermelada de la olla gigante, de los cachorros que perdí, de los tan ricos platos de comida que deguste de mi madre, de las dos mil veces que hice cosas que no tenía que hacer y siempre las solucionaba con un “no fue mi intención”.

Si se acaba el mundo, doy gracias por no tener una vida perfecta y por descubrir que la vida no es un cúmulo de años es un cúmulo de manos saludando, de niños sin dientes, de lágrimas en la manga del polerón, de rodillas raspadas, de ratones de dientes, papa Noel en cada navidad. De amores, odios, muertes, de esas cosas que te dan vida y te roban el alma.
SI SE ACABA EL MUNDO, DEBO DECIR QUE FUI FELIZ Y PUNTO.

domingo, 28 de octubre de 2012

¿QUIEN DIJO QUE LAS OVEJAS AYUDAN A DORMIR?


[ULTIMO POST DE "COMO LA VIDA MISMA"]




Mirar fijamente los espacios que hay entre las paredes del techo no ayuda a dormir, mucho menos el querer solucionar (mentalmente) mis problemas pasados. No me percataba aún de la hora y no lo haría por un buen rato. Había sido un día un tanto extraño, accidentado y porque no decirlo “un día de mierda”; después de una típica reunión familiar un día antes, de esas a las que nunca asisto pero a la cual me ancló mi madre, me senté un rato frente a la compu a ver el Messenger y otras cosas más.


Tarde ya y con los dedos algo cansados, entablé conversación con uno de mis contactos menos pensados, una buena “amiga mía” de tiempo atrás, que conocí por ahí, por mera casualidad. Creí que todo no pasaría de un “hola” y “chau”, cuando de pronto el tema se volvió un tanto incomodo, eso sucede cuando de amigos pasan a “patas” y de ahí a amigos con derechos y de ahí no sé qué más fuimos, me tuve que encontrar con el típico ¿te acuerdas cuando? Aguanté varias tandas, pero ya íbamos llegando al tema.


Ella comenzó preguntando ¿cómo te fue con tu ex?, ¿por qué terminaron si se veían tan bien?, eran las típicas preguntas “cojudas” de una chica cuando te quiere sacar información respecto a la ruptura, y eso que solo nos vio una vez caminando por la plaza de armas. Yo preguntaba acerca del tiempo en que habíamos estado sin hablarnos, a lo que atinó simplemente a decir que poco a poco me iría enterando, de a pocos firmaríamos una tregua que nos devolvería al rango de amigos.


Mencionó el incidente que tuvo con su enamorado, tras más de un año de relación, sin mayor motivo el de querer estudiar la dejo de lado, claro y por supuesto ella no soporto esa idea y decidió dejar de hablar con él y así terminar la relación.
Hablamos cosas tan banales, como lo de su perro que se había extraviado desde agosto y que aun no lo encontraban, me dijo que quería verme para poder hablar bien y poder hacer algo la mañana siguiente. Yo con sorpresa, acepto rápidamente su invitación, ya que quería verla luego de casi 2 años sin verla.


Bueno creo que hoy  no ha sido un día tan grato por así decirlo, desperté con el pie izquierdo totalmente, porque la noche anterior había perdido mi celular en el taxi para regresar a mi casa, acto que no me di cuenta hasta la mañana siguiente, pero bueno esas cosas siempre pasan, mi madre me había dicho que antes de ir a la universidad tendría que ir a recuperar mi numero.


Ya con mi reloj en mano, eran las 7.30, me bañaría, y desayunaría para ir después a telefónica para recuperar mi numero de celular y poder activar el RPM, (por cierto un proceso nada fácil), pero gracias a Dios una amiga que no veía hace mucho me ayudo con todo eso, ya que trabajaba en movistar, tan solo fue cosa de papeleo, pero bueno luego de eso tendría que ir a clases a las 9.30, creo que eso fue lo más dañino del día, comenzando con tener que ver a mis compañeros, que creo que tienen algo contra mi o soy demasiado paranoico con eso, ya uno no sabe, menos mal que solo tendría que lidiar con ellos durante unas horas, fue entonces cuando vi cerca a mi ex, no sé cómo sentirme en ese momento solo trato de pasar inadvertido.


Ahí fue cuando me acorde de la conversación del día anterior, se suponía que esa mañana saldría con mi amiga, la llame con tan buena suerte que me contesto alegremente diciendo que estaba lista, no quería hacerla esperar deseaba salir de ese lugar, pero no podía algo me lo impedía, por más que ella me dijiese que estaría en el D’Onofrio en Media hora, sabía que yo no estaría allí, había algo en todo ello que me hizo quedar.


Ahí fue cuando comprendí que equivocado estaba en cuanto a ver a los demás, me puse a pensar un momento que estaba haciendo, que se suponía que yo hacía en ese lugar, mi labor ahí no era ver cómo estaban los demás sino era estudiar, no iba a dejar que nadie me fastidiase ni ellos, ni la presencia de mi ex, no había un porque el yo huyera de ahí.


Ya eran las 11.30, terminaron las clases, vi que mi amiga me llamo 15 veces y mando 8 sms, pero no me sentía culpable, estaba enojado pero no sabía el porqué, es mas quería llamarla para decirle que no iría, que no me interesaba saber nada de su vida, que es mas no podía seguir con los juegos de coqueteo entre los dos, pero no, no lo hice.


Solo atine en ir al servicio lavar mi cara y pensar en lo que haría, no podía hacer nada, estoy atado de manos, mi cabeza ya no sabe que pensar, me di cuenta que hace mucho no daba frente a los problemas, que mas bien solo buscaba evitarlos, un claro ejemplo es ver a mi ex, como una persona a la que no puedo hablar, ya había pasado el tiempo, ahora solo quedaba resignarse y terminar el problema, como mi amiga me dijo la noche anterior, yo tenía que aceptar lo que me pasaba, me ponía mal una frase demasiado inquietante, que hacía referencia a la “inocencia ” de ella, en la cual en palabras sencillas me indicaba que ya todo había acabado, y por más que uno quisiese revivir algo que paso, no se puede.


Hace poco llegué a una gran conclusión, que es ya un tanto conocida entre las personas: “Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”, muchos dirán que es cierto, otras u otras dirán que estoy repitiendo algo que todos sabemos, y que en el fondo y en la mayoría de los casos ese tipo de pensamientos pasan por nuestra cabeza.


La espera siempre fue simple, yo la veía y ella me saludaba, acordábamos “inocentemente” vernos más tarde y punto, sin muchos trámites ni demoras.



Sonó el celular, era ella, mi amiga, ya no la podía evitar, conteste le dije que en 10 minutos estaría allí, y que me disculpara y se pida una copa de ron con pasas, bromeando siempre sobre que ya todo había terminado, ella creo que se dio cuenta, me dijo que ya era muy tarde, no sé hasta ahora si lo dijo por lo que le había contado la noche anterior o por mi tardanza.


Zafe de universidad lo más rápido posible, llevando una última imagen de la persona a la que quise tiempo atrás, prometiéndome a mi cerrar ya ese capítulo de mi vida, antes que terminase de otra forma, al llegar, me recibió alegremente, había cambiado como yo la recordaba.



Fue ahí cuando me dijo: Ella nunca sabrá cómo es que hubieran sido las cosas si es que tu hubieses vuelto a confiar en ella y poder hablar, Y creo que guardaba algo de razón lo que me dijo , pero hubiera preferido quedarme en la ignorancia después de esta conversación que me quitó el sueño tan bruscamente. Pero las sorpresas siempre van y vienen y uno nunca sabe lo que una chica puede hacerte ver cuando un hombre no lo puede hacer, o lo que puede confesarte una chica después de mucho tiempo, te sorprenden con reproches o tal vez te dan la razón. Nunca se sabe que tan simple o complicado puede ser, y por eso algunas personas evolucionamos, APRENDEMOS DE LOS “ERRORES” PERO NOS SIGUE “LLEGANDO AL PINCHO” SI ESTAMOS HACIENDO BIEN O NO.





[ULTIMO POST DE "COMO LA VIDA MISMA"]

viernes, 26 de octubre de 2012

El día de hoy, es el mañana de ayer...




Es curioso cómo se conoce la gente pero siempre hay un suceso gracioso o una anécdota que contar pero siempre hay algo que decir. Sole y yo somos amigos desde que tengo memoria o tal vez desde siempre. La primera vez que la vi fue porque su madre es amiga de la mía desde el colegio. Y es así como la conocí, Sole vivía a pocas casas de la mía así que casi siempre iba a mi casa o me obligaban ir a la suya. Aunque suene paradójico yo la aborrecía hasta el punto de decir basta.

Estudiamos juntos los primeros años de primaria hasta que su padre consiguió un mejor trabajo  y no sólo se mudó de mi barrio allá por San Camilo, sino que también de colegio al otro lado de la ciudad así que perdí todo contacto con ella por muchos años.


Por esas casualidades de la vida nos volvimos a encontrar en secundaria. Qué distintos éramos de aquellos niños que se hacían la vida a cuadritos pero que se la pasaban muy bien. Al reconocernos después de años en el salón hicimos lo que hace cualquier adolescente a esa edad: nos ignoramos. Al ir creciendo, tuvimos fines distintos como los juegos, la música, hobbies y amigos, aunque uno que otro teníamos en común.


Fue en Tercer Año, si lo recuerdo bien, que Eva (la chica de la cual estaba enamorado) me hizo la vida a cuadritos sin razón alguna (con ayuda de Sole). Poniendo goma en mi asiento, manchándome la camisa de liquid paper y ese tipo de cosas que no me acordaba hasta que empecé a escribir este post. Más de una vez casi pierdo el control pero nunca lo hice porque eran mujeres pero ganas no me faltaban, Sole pasó a ser una mala imitación de Eva, una especie de copia barata y lo peor es que estaba enamorado de Eva desde los pies hasta los rulos de mi cabeza.


A pesar de que Eva buscaba siempre herirme con alguna broma pesada lo hacía tal vez porque sabía lo que sentía por ella. Yo le dejaba poemas, cartas, dibujos, chocolates, etc. Es más, creo que empecé a escribir por ella. El tiempo siguió pasando hasta que el grupete de Eva le hizo una broma pesada a Sole, aunque nunca me contó supongo que debe de haber sido grave porque a raíz de eso se distanciaron bastante. Con la hormonas en explosión y efervescencia adolescente le dije a Eva todo lo que sentía por ella y me respondió con un rotundo ¡no! y no sé cómo todos mis compañeros terminaron viendo mi papelón triste y con la cabeza gacha me sentí el hazme reír del salón y porque no del colegio.


Por irónica que es la vida el profe de Mate tenía la estúpida costumbre de sortear los asientos y a mí me toco con Sole. Los primeros días fueron incómodos pero fueron las historias graciosas que siempre tenía que me hicieron olvidar y sanar las cosas que me hizo alguna vez.


Fue el último verano antes de acabar el colegio que me llamaba a mi casa y planeaba salidas en grupo con chicos del cole o solos a los juegos mecanicos, pelas en su casa, tomar helados, ir a fiestas y sin darnos cuenta nos hicimos mejores amigos. Justo tres semanas antes de comenzar el primer día de clases la noté cambiada, estaba espectacular. Ya no era la niña insoportable, ni la sombra de Eva, ni la chica fea ni linda, era Sole en todo su esplendor adolescente. Pero el amor nos distanció de nuevo cuando se volvió enamorado del chico más popular de la escuela y yo que estaba de novio con “X”.


Ya no habían llamadas telefónicas, ni salidas de grupo ¿Ya no éramos amigos? Se lo pregunté una vez y me pidió que la entendiera ¿Pero me entendía a mí? O es que acaso necesitaba de ella, nunca lo sabré pero la extrañaba y eso era suficiente.


Al terminar el colegio, el idiota con el que estaba la dejó sin terminar con ella, sin avisarle, yo ya dentro de la universidad, habia ingresado a Derecho, ella empezo a trabajar ya que poseia un gran talento como estilista, luego de su ruptura con el idiota, yo estuve ahi cada vez que me necesitó. Volvieron las llamadas, las salidas (las entradas) y de más mientras yo trataba de equilibrar mi tiempo entre “X” y Sole. Hasta que después de cuatro meses dos fines de semana “X” me dio el adiós: estaba enamorada de otro chico y yo tenía que dejarla ir. Así que con Sole pasamos más tiempo que antes, siempre intentábamos hacer cosas nuevas como la vez que entramos al circo sin pagar (¿te acuerdas?). Pero como siempre lo hecho todo a perder pensé, ingenuamente, que si éramos tan buenos amigos podríamos ser novios. Nunca me respondió simplemente me dejo de hablar por tres largos meses (verano) hasta que volvimos a encontrarnos en una fiesta de un amigo en común conversamos y le prometí nunca más decirle lo que siento por ella (hasta el día que regrese, eso quedo en mis pensamientos) y poco a poco todo volvió a la normalidad. Nos volvimos como pan y mantequilla, Batman y Robín, inseparables, como un niño con su pelota, pero como todo en mi vida no puede tener un final feliz cierta tarde de las que duran poco y duelen mucho me conto que se iba a Lima que le había salido un trabajo muy bueno allá y que se iba en un par de semanas y sin más ni más se fue… y salió una vez más de mi vida. Han pasado dos años que no la veo y sólo hablamos por Messenger.


 

martes, 23 de octubre de 2012

CARTA A MI FUTURA EX




Hola... aún no sé cómo te llamas, aún no sé cómo te conoceré, aún no sé en qué circunstancias habré de verte, a decir verdad aún no sé absolutamente nada de ti y cualquiera que lea esto puede pensar que estoy loco por escribir algo que por el momento no tiene destinataria fija. Lo único que sé es que ésta carta es para ti: “mi futura enamorada” y por lo tanto tarde o temprano (tal vez más temprano que tarde) MI FUTURA EX.

Como dije, aún no tienes nombre para mí, pero puede sin embargo que ya te conozca y por el momento seamos solo amigos, conocidos o compañeros de la universidad; o tal vez no seamos precisamente amigos y por el contrario me odies, te parezca creído, te deba dinero (y por eso quizás me odies), o en un erróneo pero probable prejuicio tuyo, creas que soy medio gay por escribir webada y media en un blog, y que me guste una que otra canción de Sin bandera en un lejano y oscuro pasado mío, en el cual esos ritmos estaban de moda. (Dios, no puedo creer que lo haya confesado públicamente).

Sea cual sea el escenario, no importa sinceramente tu procedencia. Lo único que importa es que de antemano te quiero pedir disculpas ahora, porque en su momento seguramente no me las aceptarás. Discúlpame por no colmar tus expectativas, por haberte hecho perder el tiempo, por ser un pusilánime que no acepta correr riesgos, por hacerte pensar que un durazno verde tiene un mayor coeficiente intelectual que yo, por ser un insensible, desgraciado, mal hombre, canalla, o cualquiera que sean las frases y adjetivos peyorativos con los que efusivamente me califiques delante de tus amigas las cuales tal vez por solidaridad secundarán tus ofensas hacia mí. Todo esto obviamente después de que dé por terminada nuestra relación.

Claro está que me reclamarías de esa forma tan elocuente, siempre y cuando en el poco o mucho tiempo que estemos juntos, te enamores de mí. Pero como eso –por lo menos en mi caso- no es muy común que suceda, también existe la opuesta posibilidad de que vayas a comenzar una relación conmigo sin el menor resquicio de amor, ya sea por despecho, o por pasar el rato, o por no estar acostumbrada a la soledad, o por apuesta (que seguramente perdiste), o porque te choteó algún amigo mío y me tomas a mí como improvisado premio consuelo, o bueno; sin ánimo de ser tan pesimista sino mas bien realista, tal vez comiences una relación conmigo sin muchas esperanzas de que funcionemos como pareja pero con un ánimo medianamente optimista de darte una nueva oportunidad en el amor.

En fin; si alguno de los anteriores o alguno similar es el caso, entonces créeme que más que un daño me harías un favor, me quitarás un peso de encima al saber que no te afectará tanto cuando te diga la gastada pero infalible frase: “EL PROBLEMA NO ERES TÚ…SOY YO” que los humanos de todas las razas, etnias, condiciones sociales, y edades, usamos como último –y a veces único- recurso para finalizar un amor baldío.

 Solo Dios sabe en cuántas lenguas se habrá traducido ese milenario“El problema no eres tú…soy yo” y más aún, a cuántas personas habrá salvado…
Ya que nos estamos sincerando déjame decirte que soy algo cobarde para terminar relaciones, y creo que es un padecimiento generalizado entre muchas personas de mi entorno, es decir: Cuando sabemos –algunos amigos y yo- que una relación debe de acabar; por alguna extraña razón preferimos que sean ustedes –las mujeres- las que digan “ya no te quiero”, ”no me busques más”, “me gusta otro chico”, “soy lesbiana” o no sé, cualquier cosa que nos quite el cargo de consciencia de haberle roto el corazón a alguien –o por lo menos de pensar que lo rompemos- o en su defecto, simplemente para hacernos los ofendidos.

Por lo tanto lo más probable es que haga todo lo posible para que seas tú la que se aburra de mí, utilizando ruines tácticas en pro de tu desilusión y de mis egocéntricos intereses anímicos: Dejaré de llamarte al celular, te diré que estoy ocupado cuando quieras verme, preferiré quedarme en casa un sábado viendo una maratón de DR HOUSE en vez de acompañarte a tus reuniones de amigas, buscaré cualquier excusa para no ir a tu casa al punto de decirte que tengo que comprar figuritas para llenar mi improbable álbum: “El fascinante mundo del caracol”…no lo sé. En ese momento algo se me ocurrirá. ¡Pero de que te aburres, te aburres!

Así endosaré a tu cuenta sentimental, la módica factura de “cortar conmigo.” Sin roche nomás me lavaré las manos de ese trabajo sucio. Haciéndome la víctima, fingiendo sorpresa ante tu inevitable “Jesús, lo siento pero esto no va más”. Simulando ante esa frase la más cruda indignación al mismo estilo de mujer maltratada en talk show de Laura Bozzo, y en un extremo de conchudez yo te responderé casi con lágrimas en los ojos algo como “No puede ser que me digas esto… ¡seguramente hay otro!.. -y si efectivamente hay otro y de casualidad acierto, eso te hará sentir más miserable aún- …Y yo que estaba preparando algo especial para nuestro aniversario”… -Frase que me diré a mi mismo pero en voz alta para que me escuches, obviamente con la mirada perdida en el vacío-.

Claro que no podré exagerar tanto porque qué tal en una de esas te conmueves con mi histrionismo y decides darme una nueva oportunidad… no pues, no puedo correr riesgos.

Chamba es chamba, lo justo pe’ varón… “Bisnes son Bisnes”.

Dejando de lado las escenas tragi-cómicas que se me cruzan por la mente, puede que no sea difícil que te aburras de mí sin que yo haga ninguna de las cosas antes mencionadas, y seguro no será necesario que terminemos yo con el rótulo de víctima ni tú con la de victimario frente a nuestras amistades. PERO DE DARSE EL CASO DISCÚLPAME TAMBIÉN POR ESO, POR SER (POR QUE VOY A SER) TAN MIERDA CONTIGO.

Una prueba de que mis disculpas son sinceras es ésta carta, una suerte de “MEA CULPA” declarada y confesa que me roba ahora mismo, horas de sueño.
Si te escribo ésta carta hoy; no es sólo para excusarme por lo que haré, sino también para explicarte el porqué lo haré, y más que nada lo hago con la esperanza de que me entiendas, así no compartas mis ideas que en su mayoría son desvaríos…por lo menos quiero que me entiendas.

Hoy –y no hablo de éste día en particular sino del Tiempo Presente- tengo la seguridad de que sea en el momento que llegues, sea como sea que te llames, sea cual sea el tiempo que estemos juntos, seas como seas por dentro o por fuera… No terminaremos juntos atorándonos con perdices por la eternidad como terminan empachados los protagonistas de los cuentos infantiles.

Y no es algo personal, me refiero a que, no es que contigo sepa que me irá mal y con la que siga después de ti quizás me vaya bien. Hablo de ti Futura Ex como algo abstracto, como las que vendrán después, no sé cuántas…
Hoy estoy tan decepcionado del amor de pareja que no me quita el sueño pensar en cuándo llegarás, la verdad ya ni me acuerdo cómo se siente esa ansiedad por ver, tener, o querer a alguien. No es un decir o una frase populachera; créeme, LITERALMENTE ya no recuerdo qué se siente estar enamorado. Y ahora, por más que suene a la más irónica joda, lo digo en serio: “El problema no eres tú, soy yo”

ES CIERTO TENGO UN PROBLEMA, PERO NO SIEMPRE FUI ASÍ ¿SABES? Yo también me he enamorado, tal vez con más intensidad que muchos. Me he enamorado no una, sino muchas veces, el detalle fue que me enamoré muchas veces pero de una misma persona, es decir en varias etapas y grados (mismo terremoto con posterior tsunami) y eso fue tergiversando mi concepción de la palabra “amor”. Hasta llegar hoy a significar tan solo un: amor = idealización.

Creo que todos -seguramente también tú- tenemos a alguien en la memoria que marca un antes y un después en la vida afectiva de cada uno. En mi caso te diré que más que marcar, esa relación borró algunas cosas. Borró por ejemplo la sección “SER DETALLISTA” en mi sistema, ese chip ya caducó en mi cerebro y a diferencia de los celulares, éste no tiene portabilidad para poder mudarme a otro operador.

Por otra parte, en lo que se refiere a sacrificios, antes por ejemplo podía correr kilómetros desde mi casa hasta la suya en medio de una enardecida huelga de transportistas solo para cuidarla de unos leves indicios de gripe, ahora en cambio a menos que sufras algo parecido al virus del Ébola, difícilmente tomaría un taxi para ir a verte si estas enferma.

Antes podía sentir una extrema adrenalina verte en clases o tal vez encontrarte en algún lugar a solas, ahora sin embargo no podría entrar ni siquiera saber algo de ti.

Como dije antes, ya no recuerdo lo que se siente estar enamorado, dibujar corazoncitos en las últimas páginas de mis cuadernos con mi nombre y el de alguien más dentro, o sentir el estrés de ver que se acerca otro aniversario y querer hacer una cena romántica pero darte cuenta que tu nunca tal vez dejes de ser una niña.

…Claro que no recuerdo como se sentía eso, de lo único que estoy seguro es que era una sensación muy rica. Es como que seas viejo(a) y recuerdes la primera vez que te subiste a una montaña rusa, no puedes volver a sentir esa adrenalina pero sabes que fue increíble…

…TENGO MIEDO FUTURA EX, MIEDO DE NO PONERME NERVIOSO CUANDO TE VEA LLEGAR A UNA CITA, MIEDO DE NO ARREGLARME EL CABELLO DISIMULADAMENTE Y PONER MI MEJOR CARA DE GALÁN DE FERIA MIENTRAS TE ACERCAS. TENGO MIEDO DE QUE ME DE IGUAL QUE ME VEAS EN BUZO O EN TERNO. DE NO PODER VER A TRAVÉS DE TUS OJOS… Y DE QUE PARA LOS MÍOS SÓLO ESTÉS RICA, MÁS NO BONITA… MIEDO DE NO DECIRTE CURSILERÍAS AL OÍDO, Y MÁS MIEDO AÚN DE QUE DE HACERLO NO ME LAS CREAS… PORQUE TODAS ESAS COSITAS TONTAS, ESOS DETALLES EN LOS QUE POCOS SE FIJAN HACEN (HACÍAN) PARA MÍ, DE LA NADA UN TODO.

Pero por sobre todas esas cosas de lo que tengo más miedo o tal vez será preocupación no lo sé, es de algo bastante simple pero que me tiene dando vueltas en la cabeza cuando pienso en ti, y es el motivo principal por el cual empecé a escribir este post:

TENGO MIEDO A ESTAR EQUIVOCADO EN TODO LO QUE DICE ESTA CARTA. Y que cuando llegues cambies por completo mi actual y fatalista filosofía con respecto al amor, que cambies mi plan pre-establecido de ruptura al cual mentalmente ya me he preparado, miedo de que me sorprendas con alguna manía tuya o llames mi atención más que el común denominador de mujeres, de que de alguna manera hagas que quiera arriesgarme de nuevo a enamorarme, que me ponga nervioso al verte, que me guste conversar contigo, miedo de que sin proponértelo enmudezcas con un beso este extraño dolor y desconfianza que siento, que para gustarte un poco más este dispuesto hasta a usar crema humectante, hidratante y porqué no, también exfoliante… que me hagas creer de nuevo en los detalles, que gustoso también haga algunos sacrificios… QUE ME SAQUES DEL ARRESTO EMOCIONAL VOLUNTARIO AL QUE HOY ESTOY SOMETIDO; Y QUE CUANDO LLEGUES, ASÍ COMO LA MAYORÍA DE COSAS EXTRAÑAS Y BUENAS QUE ME HAN PASADO…ME ENCUENTRES DESPREVENIDO.

Esos son mis miedos. De leer todo esto supongo que pensarás que es el peor currículum con fachada de carta que jamás has visto, y puede que no estés equivocada. Puede sin embargo que de algún modo te interese la sincera conchudez con la que me desnudo emocionalmente en éstas líneas y aún así estés dispuesta a conocerme. A conocerme verdaderamente. ¿Estarás dispuesta? Aún no lo sé.

DE CUALQUIER MODO LO AVERIGUAREMOS CUANDO LLEGUES… FUTURA EX.


domingo, 21 de octubre de 2012

RECUERDOS DE UN OTOÑO




Te recuerdo como eras el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.
Pablo Neruda.


A veces suelo creer en el destino, otras tantas en la casualidad; no obstante, estaba seguro de volvernos a encontrar, R. No sabía cómo, ni cuando, simplemente lo presentía y eso bastaba. Fue un Miércoles por la tarde, aun no terminaba mi trabajo de “Teoría del delito”, cuando irrumpiste en la ventana del Messenger, con un Nick tonto, el cual no pude decifrar: “boina gris “, dejo algo intrigado, lo busque por google, para tratar de encontrar algún significado; era sin lugar a dudas, un poema de Neruda, aun no conocía tu fascinación por él, Octavio paz, Benedetti, Bueza, entre tantos. Solo eras una chica distante y dolorosa, con la que Salí algún tiempo, tan lejana y sencilla, en un mundo aparte, y tan cercana en el mundo de la red. Mi orgullo quebrantado me impedía hablarte; sin embargo; todo mi ser me subyugaba a saludarte, pero mi ultra ego pudo mas, y no lo hice.

Al otro lado del monitor estas tu, deprimida, desconsolada, necesitando un abrazo, un balazo, un amigo, alguien con quien hablar, que te escuche, y que no busque tus labios a cambio. Hasta el día de hoy, no sé si fui tu segundo plato, tu mejor elección, peor elección, o el único que estaba disponible.

Escribiste un hola, con una carita feliz, que disfrazaba tu tristeza, melancolía.
-¿Qué haces?
-Terminando un trabajo de “Teoría del delito.”
-¿Que planes para mas tarde?
-Ver Tele y dormir.
-jajaja, que aburrido, ¿Quieres ir a dar un vuelta?
-Seria genial, vamos por unas hamburguesas y unas latas.
- No, mejor tomemos un café y unos cigarrillos.
- Ya chévere, ¿A que hora?
-A las 7 pm, okas.
-Pero, ¿Y Gabriel?
-Terminamos, ¿Salimos o no?
-Esta bien, a las 7pm, ¿En el cruce de las avenidas cerca de tu casa no?
-Si, me parece bien.
-Ya, okas te dejo, voy a terminar mi trabajo.

Me desconecté, traté de parecer relajado, no sé, si lo notaste, quizás algo sobreactuado. No iba a terminar mi trabajo, mire mi reloj y salta a la ducha; una vez en el baño entré en el clásico dilema existencial dejarme la diminuta barba, de la cual era presa o de dejarla liza. Decidí, borrarlo del todo, escogí una de la camisa nueva que había comprado, un pantalón negro, y esperaba impaciente, que el reloj avance para ir a verte.

En cambio tu, no tenias prisa, mirabas en el Messenger, otras opciones, para cancelarme con un: “ya, es tarde. La dejamos para otra ocasión”, pero parecía ser, que nadie estaba disponible, fuiste al baño, te lavaste la cara, te pusiste una ropa casual, volviste a mirarte al espejo, Exclamaste : “ Ya vuelvo, madre, voy a la U.”
Llegue siete minutos antes, suelo ser puntal, y los demás casi nunca los son conmigo; los minutos avanzaban y no venias, cuando mire el reloj habían pasado diez minutos, temí que me hubieras dejado plantado.

Me viste parado en esquina dando vueltas, mirando mi reloj, reíste, sabias que llevaba minutos esperando, aun así caminabas lento, mientras te arrepentías de haberme citado, cuando una parte quería verme, me viste caminando, como abandonando el lugar, y entonces te vi.
Al verla, me encontraba nervioso, la miraba, y no era ella, lucía unas corrientes sandalias negras, unos jeans del mismo color, y una polera gris para hacer contraste, tenias el cabello mas negro que la noche, recogido y algo sucio, sabias que no estabas presentable, pero no te importaba. Estábamos los dos juntos parados en una esquina, mudos, atónitos, sin nada que decir.

Rompí la tensión diciendo “pensé que no vendrías”; me miraste y dijiste “Siempre llego tarde, siempre”. Caminamos, a paso lento. Caminamos por caminar, no sabíamos a dónde íbamos, parecía ser inercia de nuestros cuerpos; compre tus cigarrillos preferidos, una Coca – Cola y te pregunte si deseabas algo: “Un agua mineral está bien”- pronunciaste.

Caminamos, mientras me contabas lo furiosa que estabas con tu madre, no la soportabas mas, habías discutido con ella, aunque te sentías mal por eso. Nunca me contaste el porqué; quizás fue por la noche que llegaste ebria a casa, tus constantes tardanzas, o por eso chupetón en el cuello que no pudiste explicar.

Yo te hable de mis proyectos a futuro, las miles de aventuras del verano que había terminado, de la pelea que tuve con mi enamorada con la que a veces no sé si es mi enamorada o una desconocida a la cual amo, como las había regado antes del día de los enamorados, de los regalos que colecciono, creo que nunca los entregare comente, también hablo de las fiestas en la casa de playa de René, de mis amigos, de la universidad, y sobre todo creo que fue efecto dominó con mi enamorada, el cual me confunde mucho, lo que te intereso. Luego ninguna de mis historias parecía sorprenderte te parecían cotidianas; mi vida en conclusión, te parecía el remedo de la vida de un chico normal.

Por extraño que nos parecía, de alguna forma seguimos saliendo, pero no como las primeras veces, había algo extraño, que nos conectaba. Causabas unas nuevas y extrañas sensaciones en mí. Los Jueves de pronto, empezaron a ser días oficiales de caminatas sin sentido, cigarrillos y unos cuantos cafés. Cierto día, me hablaste de Julio, tu mejor amigo gay, y el único hombre en que confiabas, nos sentamos en un parque, que me gusta creer que descubrimos juntos y cada vez que paso por ahí, aun me recuerda a ti.

Había días que yo no podía dejar de hablar, y tu querías caminar en silencio, otras no me dejabas hablar, y a veces hablabas y yo no te escuchaba, porque cada vez que te oía, me sentía decepcionado, no comprendía como una chica tan linda como tu, había “experimentado todo” en su precoz adolescencia, que estaba terminando.

Me contaste acerca de Solange tu mejor amiga, a la cual apreciabas mucho, y que una cierta tarde-noche, besaste bajo la influencia de algunos estupefacientes, y podrías haber llegado a algo más, si no fuera, por tu amigo incondicional Julio, me hablaste de Marco, tu primer gran amor, quien había terminado contigo y te había dejado destrozada, de Mauricio tu ultimo novio, y de los cuatros chicos que besaste en una noche.

A pesar de todo R, tenias algo que no podía explicar, una tarde Otoño, sentados un parque después de haber escuchado tus cientos de alocadas historias, me costó cerca de un mes y medio, lo que a otros chicos les tomo menos de una noche, mientras mirábamos una tarde anaranjada el cielo, me arme de valor, y pude besarte, me besaste, te mire, y reíste nerviosa, después hice un comentario, acerca de tu cabello, y dejamos el tiempo pasar.

Es mejor que nos hallemos lejos los dos, ya tu por tu camino y yo volviendo a seguir por el mio, todo esto que paso tal vez ni lo recuerdes, pero hay algo en ti que no puedo olvidar.


TE HUBIERAS VISTO…




FECHA: 15-06-2011

Figúrate que el último viernes, después de haberte aburrido con nuestra última charla sobre nosotros, encontré, al volver a casa, el atardecer que mirabas desde tu ventana. Me acompañó un rato, y como todo lo fugaz, desapareció. Después sobrevino la noche y otra vez éramos tú y yo caminando cada uno por su lado en un tiempo imaginario.

Te hubieras visto, dulce como indiferente, luminosos tus dominios cercados por tus pasos distraídos que tiñen de belleza tu distancia natural. Un chorro de pileta desenfocaba el encuadre verdinoso de tus pasos. Soy ciego en el detalle y los rostros, pero experto en distancias y siluetas. Y ver un esbozo de ti a lo lejos, viejos ensueños, ligero recuerdo que no se borra, hizo que apure el paso para que no escaparas.

Extrañamente, si no nos cruzamos los miércoles, nos vemos los viernes. Estamos vetados los demás días. "Si los horarios no se cruzan, no se cruzan", tú dices. Apenas cruzamos palabras, nerviosos, te miro un poco, quizá mi deseo egoísta es que suspendan tu clase y conversemos en los pastizales, con la cómoda excusa de esperar a tu amiga, para que te acompañe en tu salida.

Que todo sea casualidad y nadie busque a nadie, solos nos encontramos, como te dije una noche.

Husmeaste por la ventanilla de la biblioteca para comprobar si aun se encontraba el encargado, luego fuiste a una de las computadoras para ver si estaba libre. Pensaba que ya conocías los usos y costumbres de la facultad, todo indicaba que no mucho. Era el tiempo muerto de tus martes; esperabas que tu amiga saliera de sus clases dentro de la universidad, donde lleva ya dos ciclos estancada con el mismo profesor.
Mi aterrizaje causó en ti un sustillo, sentí el chispazo de tus hombros de sabor vainilla. Tu asombro fue tan natural que parecía practicado incansables veces con los avezados que, me entero a veces, te quieren besar.

Qué novedades, me pedías. Mis novedades desaparecen inmediatamente si me las pides, no sé, me hago un manojo de nervios y recuerdo detalles intrascendentes de mi vida de por sí aburrida. Tú me sorprendes primero, me cuentas del extraño dolor de rodilla del que hablas poco para decir demasiado.

Conversamos un poco de ello y siento que debo cambiar de tema. Te pedí, casi obligué, que me acompañes a buscar los salones de estudio. Debía presentar un trabajo ese día, me quedaba un cuarto de hora y no había escrito nada. Era sobre el conflicto del que se vive en el VRAE, esos esbirros terroristas cocaleros querían tomar el poder y quieren invadirla.

Me acompañaste a buscar el salón donde tenía que presentar mi trabajo. Creo que en tu ciclo, el tema de los derechos aun no es cosa de estudio, no te piden muchas lecturas (disculpa el prejuicio); sin embargo, espero que te sirva el dato de los lugares para leer, estudiar, dormir y pensar. Mi intención era que ese elefante blanco que es la facultad fuera para ti menos inhóspita de lo que a primera vista parece: un Titanic de cemento anclado al jardín.

Sólo que todavía no publican mi lista exacta de docentes. Era la segunda semana de clases y no estaba la lista de los condenados docentes. Maldije al decano. Volvimos, caminamos a lo largo de la sombra y llegamos al sol que ardió molesto cuando nos vio pisarlo de vuelta. Pisar el sol a tu lado y volver inmediatamente al fresco fue la rendición que disfrutamos.

Te sentaste cerca de las hierbas, allí donde toda la facultad pasa apurada sin mirarnos, me sentía reconfortado en las perlas de tus ojos y deslizado en la viva montura granate de tus antiparras. Esas lunas gigantes reflejan mi cara, escudan tus ojos, tan negros y limpios que los miro más de lo permitido. Te hubieras visto, ¿la luz del sol aprendió a rebotar en las sombras o tú te iluminabas sola?

Y qué novedades, volviste a preguntar. Te conté que de venida en el micro un aprendiz de "choro" me quiso robar el celular y terminé dándole consejos, dos soles para su pasaje y un par de chistes de callejón. También me pediste que te cuente el lío que hay en mi salón, porque siempre se crean peleas en las matriculas, le dije que todo el mundo desea estar en la mañana. La UPT es un fiasco total, no sé porque aun sigo estudiando, solo se sobre el convenio que tengo con el Rector, ninguno tiene la razón, sólo los abogados la tienen.

Te pregunté qué harías por estos días. Sólo hablamos de la fiesta del miércoles en casa de tu amiga, que gracias a todas las divinidades es amiga mía también, no había nada más que aclarar. Luego recuerdo el porqué no te hable durante toda una semana, fueron aquellos post que vi en tu muro del Facebook. Como no tienes que explicarme si sales con un chico o si otro te escribe desde lejos, si ya se han visto, por qué aquel te llena la biografía del Facebook o si por todo eso te odio secretamente y me engaño barnizándote con palabras celestes. Me importan esos minutos que paso contigo y te siento mirar como yo te miro, y ausculto en tus ojos, uno por vez. Es imposible mirar a los dos ojos e intercalo, aprecio e intercalo, uno a uno. Cada farol tuyo queda marcado que todavía lo recuerdo mirándome lejano tras las S escondidas de este texto.

De repente, escucho un redoble de tambores y un sonido marcial, son las botas de tu amiga que se acerca. Tenemos que despedirnos. Yo me voy, si hubiera sabido que tú te ibas a ir tan lejos, te hubiese escrito antes y te hubiese perdonado mis disculpas, siento mucho todo esto, ya que tú te vas a caminar sin pensar en mí.

___________________________
Esta historia aunque un poco atrasada, me permite rememorarte y decir que estarás en mi mente hasta que otra persona me haga olvidarte, como tú lo hiciste de las demás. 

Blogger news