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viernes, 26 de octubre de 2012

El día de hoy, es el mañana de ayer...




Es curioso cómo se conoce la gente pero siempre hay un suceso gracioso o una anécdota que contar pero siempre hay algo que decir. Sole y yo somos amigos desde que tengo memoria o tal vez desde siempre. La primera vez que la vi fue porque su madre es amiga de la mía desde el colegio. Y es así como la conocí, Sole vivía a pocas casas de la mía así que casi siempre iba a mi casa o me obligaban ir a la suya. Aunque suene paradójico yo la aborrecía hasta el punto de decir basta.

Estudiamos juntos los primeros años de primaria hasta que su padre consiguió un mejor trabajo  y no sólo se mudó de mi barrio allá por San Camilo, sino que también de colegio al otro lado de la ciudad así que perdí todo contacto con ella por muchos años.


Por esas casualidades de la vida nos volvimos a encontrar en secundaria. Qué distintos éramos de aquellos niños que se hacían la vida a cuadritos pero que se la pasaban muy bien. Al reconocernos después de años en el salón hicimos lo que hace cualquier adolescente a esa edad: nos ignoramos. Al ir creciendo, tuvimos fines distintos como los juegos, la música, hobbies y amigos, aunque uno que otro teníamos en común.


Fue en Tercer Año, si lo recuerdo bien, que Eva (la chica de la cual estaba enamorado) me hizo la vida a cuadritos sin razón alguna (con ayuda de Sole). Poniendo goma en mi asiento, manchándome la camisa de liquid paper y ese tipo de cosas que no me acordaba hasta que empecé a escribir este post. Más de una vez casi pierdo el control pero nunca lo hice porque eran mujeres pero ganas no me faltaban, Sole pasó a ser una mala imitación de Eva, una especie de copia barata y lo peor es que estaba enamorado de Eva desde los pies hasta los rulos de mi cabeza.


A pesar de que Eva buscaba siempre herirme con alguna broma pesada lo hacía tal vez porque sabía lo que sentía por ella. Yo le dejaba poemas, cartas, dibujos, chocolates, etc. Es más, creo que empecé a escribir por ella. El tiempo siguió pasando hasta que el grupete de Eva le hizo una broma pesada a Sole, aunque nunca me contó supongo que debe de haber sido grave porque a raíz de eso se distanciaron bastante. Con la hormonas en explosión y efervescencia adolescente le dije a Eva todo lo que sentía por ella y me respondió con un rotundo ¡no! y no sé cómo todos mis compañeros terminaron viendo mi papelón triste y con la cabeza gacha me sentí el hazme reír del salón y porque no del colegio.


Por irónica que es la vida el profe de Mate tenía la estúpida costumbre de sortear los asientos y a mí me toco con Sole. Los primeros días fueron incómodos pero fueron las historias graciosas que siempre tenía que me hicieron olvidar y sanar las cosas que me hizo alguna vez.


Fue el último verano antes de acabar el colegio que me llamaba a mi casa y planeaba salidas en grupo con chicos del cole o solos a los juegos mecanicos, pelas en su casa, tomar helados, ir a fiestas y sin darnos cuenta nos hicimos mejores amigos. Justo tres semanas antes de comenzar el primer día de clases la noté cambiada, estaba espectacular. Ya no era la niña insoportable, ni la sombra de Eva, ni la chica fea ni linda, era Sole en todo su esplendor adolescente. Pero el amor nos distanció de nuevo cuando se volvió enamorado del chico más popular de la escuela y yo que estaba de novio con “X”.


Ya no habían llamadas telefónicas, ni salidas de grupo ¿Ya no éramos amigos? Se lo pregunté una vez y me pidió que la entendiera ¿Pero me entendía a mí? O es que acaso necesitaba de ella, nunca lo sabré pero la extrañaba y eso era suficiente.


Al terminar el colegio, el idiota con el que estaba la dejó sin terminar con ella, sin avisarle, yo ya dentro de la universidad, habia ingresado a Derecho, ella empezo a trabajar ya que poseia un gran talento como estilista, luego de su ruptura con el idiota, yo estuve ahi cada vez que me necesitó. Volvieron las llamadas, las salidas (las entradas) y de más mientras yo trataba de equilibrar mi tiempo entre “X” y Sole. Hasta que después de cuatro meses dos fines de semana “X” me dio el adiós: estaba enamorada de otro chico y yo tenía que dejarla ir. Así que con Sole pasamos más tiempo que antes, siempre intentábamos hacer cosas nuevas como la vez que entramos al circo sin pagar (¿te acuerdas?). Pero como siempre lo hecho todo a perder pensé, ingenuamente, que si éramos tan buenos amigos podríamos ser novios. Nunca me respondió simplemente me dejo de hablar por tres largos meses (verano) hasta que volvimos a encontrarnos en una fiesta de un amigo en común conversamos y le prometí nunca más decirle lo que siento por ella (hasta el día que regrese, eso quedo en mis pensamientos) y poco a poco todo volvió a la normalidad. Nos volvimos como pan y mantequilla, Batman y Robín, inseparables, como un niño con su pelota, pero como todo en mi vida no puede tener un final feliz cierta tarde de las que duran poco y duelen mucho me conto que se iba a Lima que le había salido un trabajo muy bueno allá y que se iba en un par de semanas y sin más ni más se fue… y salió una vez más de mi vida. Han pasado dos años que no la veo y sólo hablamos por Messenger.


 

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