Me gusta.
Me gustan sus zapatillas, sus zapatillas converse y la
extraña forma que tiene de amarrarse las agujetas. Me gustan sus jeans rasgados
y bien ajustados. Me gusta sus camisas largas cuadriculadas, aquella chompa gris
que me encanta tanto, cual abriga tan hermoso cuerpo, siempre escondiendo sus
encantos. Me gusta cómo el humo se desprende de sus pequeños dedos y cómo se
ríe. Sobre todo porque lo hace conmigo. Me gustan sus misterios, sus silencios
y como poco a poco los voy descifrando. Me gusta tanto aquella chica a la que
tanto hable pero ahora ya no me acompaña, que no sé explicarle con palabras lo
mucho que me encanta.
No sé porqué ella ha escogido aquella clase, es acaso que me
quiere torturar viéndola tres horas a la semana, aun recuerdo cómo es que podía
hablar con ella con tanta facilidad, como es que caí una vez en darme cuenta lo
mucho que me gustaba, pero aun no lo admitía. Sin embargo, presiento que ella
ya lo ha venido sabiendo de antes. Nos acompañaba siempre una inocente conversación,
a veces algo de música y mis pequeños chistes que llenan los silencios
incómodos. Ella no toca su pasado y yo no lo profundizo, sólo sé que le gusta ver
muchos animes, y hablar aquí conmigo, y eso es suficiente.
Las conversaciones largas acaban pero vuelven, me toca de
nuevo. Ella se rehúsa a tomar la llamada y me obliga a hacerlo otra vez. El
silencio juega en contra de nosotros y las risas apelan a un amor posible. No
sé muy bien lo que digo pero sí sé que ella se está divirtiendo. Su risa me
renueva, me alegra, me llena de vida. Se parece tanto a lo que andaba buscando
y sin querer estoy hablando contigo y diciéndote como es que el mundo es
idiota, y repitiéndote que el pasado es el pasado. La gente pasa y no nos debe
de importar, somos invisibles, casi transparentes. Mientras las últimas palabras
de esta conversación caen en las tristezas de un cuídate mucho, y nunca un te
quiero.
Refugio mi silencio en el humo del cigarro, mientras ella aun
esta en comunicación conmigo con cierta complicidad. Ella toma la posta y
empieza a bombardearme con todo tipo de preguntas de las que trato de torear
con cierta experiencia que me dan los años: como nunca profundizar en ninguna respuesta
ni hablar con énfasis de alguna chica del pasado. Menciono a grosso modo las
veces que creí estar o estaba enamorado, de mis dos novias formales, de mis
mejores amigas, de fiestas y de una que otra estupidez que hice en la
adolescencia.
Quizás sé tan poco de ella que eso es lo que me gusta. Me
atrae de forma misteriosa su melancolía. cuando ella habla trata de cuidarse,
no de decir nada más allá de la cuenta, parece que analizará cada respuesta,
cada pregunta que he lanzado al aire y ella ha cogido con sabiduría. No
obstante, son aquellas respuestas simples, no trascendentes, las que nadie toma
en cuenta, con las que yo voy construyendo un perfil de ella en mi cabeza.
Sé que le gusta el cine de terror, bueno en este caso es
claro que es totalmente opuesta a mi, ya que soy un hincha del cine italiano:
La vida es bella, Cinema Paradiso y Malena. Las independientes: Blue Valantine,
Réquiem por un sueño y Soñadores. Las clásicas: Casa Blanca, Lo que el viento
se llevó y Tiempos Violentos. No es necesario pensar mucho para deducir que le
gusta el hard rock, el metal; no como a mi que se emociona con el rock en
español sobre todo porque ella no domina el inglés, sin embargo, le gustan Los
Beatles.
Entonces lo entiendo todo, comprendo que ella es distinta,
sobrenatural, una de esas criaturas que el destino te pone enfrente una sola
vez en la vida, y que si la dejo pasar es porque soy un MARICA Y UN PERDEDOR, cosas que sin duda soy, pero no esa tarde que
quiero escapar de la realidad y soñar, aunque sea un momento, que mi vida
podría ser mejor con esta mujer que ahora quiero salir con ella y decirle todo
lo que tengo guardado hace tiempo dentro de mi y no sé si me corresponderá.
Me acerco un poco más, pongo sobre la mesa el tema, es allí donde
las distancias se van acortando y ella se da cuenta de mi siguiente jugada.
Necesita un tiempo me pide que vuelva a comunicarme después con ella, que está ahora
un poco desorientada.
Poco mas terminada aquella conversación no volví a tocar el
tema. Cierta vez me la pude encontrar caminando en silencio. El silencio ya no
incomoda porque estamos juntos caminando, ninguno quiere irse, ninguno quiere
que esto termine, bueno lo creo mejor yo asi. Pero dentro de una hora será su
clase nocturna a la que ella ha faltado un par de veces ya que aun no tenía un
profesor estable. Nos dirigimos a la biblioteca, quería deshacerme de las
personas de mi alrededor y decirle en la cara lo mucho que me gusta, decirle
que todos se vallan a la mierda y nos fuéramos a ver una película, hacer algo
juntos, pero luego de que ella se alejo de mi, note que ya nada era posible con
ella-
El tiempo se nos ha escapado de las manos. Ambos sabemos que
si seguimos así no llegaremos a nada y aun así no hacemos nada para llegar a
tiempo. Ella sugiere que debería irme yo solo y a mí no me gusta la idea. Tengo
que aprovechar cada segundo adicional que tengo para besarla.
Parece que puede leer mis pensamientos, o quizás son mis
manos que empiezan a buscar las suyas hasta encontrarlas. Y en la calle codo a
codo somos muchos más que dos. El alba nos da entre los árboles.
Mi boca busca su boca, pero no la encuentra, con cierta
tristeza ella me ha evadido. Le pido disculpas y sonrío. Cuento algo gracioso,
trato de no estar molesto o finjo no estarlo. Yo trato de actuar normal aunque
quizás sobreactúe un poco. Pero no es que tampoco sea un nominado de la
academia.
Ella me mira con sus grandes ojos negros en silencio. Me da
un beso en la mejilla, y me dice, que también le gustaría besarme pero la
amistad es primero, y yo, pero yo no quiero ser tu amigo; y ella, no es por
nosotros, es por ti, tu siempre serás mi mejor amigo...